jueves, 15 de mayo de 2008

El Fracaso, "Estimulo Ascendente de Triunfadores".

EL FRACASO
“ESTIMULO ASCENDENTE DE TRIUNFADORES
MUY POCAS PERSONAS han emprendido algo con un riesgo tan grande de dar al traste con su carrera, como hizo Sergio Zyman. En 1.984, la empresa Coca-Cola le confió la tarea de invertir la tendencia descendente que estaba mostrando el refresco frente a la Pepsi-Cola. La estrategia de Zyman fue cambiar la fórmula del producto, darle el nombre de “Nueva Coca-Cola” y anunciar la innovación a bombo y platillo. Su error, que algunos atribuyen a su enorme vanidad, fue sacar del mercado el refresco original.
La “Nueva Coca-Cola” constituyó el chasco más desastroso que se recuerda desde el lanzamiento del infortunado modelo Edsel de la Ford. Al cabo de 79 días, la bebida tradicional estaba de nuevo en los supermercados con el nombre de “Coca-Cola Clásica”. Un año después, decepcionado, Zyman se marchó de la compañía.
Fue un fracaso personal, humillante y muy dañino para su prestigio, pero no tan catastrófico como podría suponerse. Siete años después, Zyman regresó a Coca-Cola, con su dignidad intacta y un puesto de mayor responsabilidad.
El caso de Zyman ilustra la experiencia de otras personas que, por cometer una equivocación, han sido despedidas o degradadas, pero que luego han recuperado el terreno perdido. A Walt Disney lo despidieron de uno de sus primeros empleos, y tuvo que enfrentarse a una quiebra antes de alcanzar el éxito.
Si usted no ha conocido el fracaso, no se confíe; podría tener uno el día menos pensado. Los rápidos cambios que impulsan hoy el mundo de los negocios nos obligan a tomar medidas en medio de la incertidumbre, y esto nos expone a sufrir tropiezos. Joan Kotter, profesor de la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad de Harvard, observa: “Hace 20 años, un grupo de ejecutivos que estuvieran ponderando las aptitudes de un candidato a un puesto alto, dirían: “Este hombre tuvo un fracaso importante a los 32 años”. Y todos convendrían: “Si; es una mala señal”. Hoy, ese grupo, al evaluar a un aspirante, diría: “Lo que nos preocupa de este hombre es que nunca ha fracasado”.
A Bill Gates, que coqueteo en el pasado con el fracaso en la compañía Microsoft, le gusta contratar a personas que han cometido errores. “Eso me demuestra que se atreven a correr riesgos”, señala. “La forma en que la gente se enfrenta a las situaciones adversas revela cómo se maneja con los cambios”.
Pero, ¿Por qué algunos fallan y se hunden mientras que otros vuelven a ponerse de pie? Para Los ejecutivos que han conocido el fracaso, y como experto en liderazgo después de haberlo estudiado, considero las siguientes respuestas como más útiles:
Visualice su próximo triunfo. Los individuos que saben recuperarse de los infortunios creen firmemente en sí mismos. Las personas que se vuelven a levantar son optimistas que piensan que sus tropiezos son pasajeros, con lo que “Nos Caemos PARA APRENDER A LEVANTARNOS”.
Arriésguese y no tema al fracaso. Cuando Sergio Zyman se marchó de Coca-Cola, no habló con nadie de la compañía durante 14 meses. “Me sentía muy solo”, recordaba. Pero no se cerró ninguna puerta. Cuando Coca-Cola solicitó de nuevo sus servicios, Zyman confesó que ni en sueños se imaginó que la empresa iba a pedirle que regresara. “Aprendimos que sólo tropieza quien camina”.
Persiga objetivos concretos. Exíjaselos usted mismo y nunca pierda de vista el propósito marcado con las prioridades exigidas.
En la crisis, sea flexible. Las adversidades de la infancia nos ayudan a adaptarnos y a resurgir. Las personas flexibles saben que no pueden controlar su mundo, y las triunfadoras comparan el trabajo con la pubertad: es una etapa desconcertante e incómoda, pero transforma al individuo y le ayuda a madurar, e inicia su descubrimiento en el Poder de su Mente.
A mal tiempo, buena cara, ¡NO!, “TODO LO QUE SUCEDE CONVIENE”, ¡SI! El cuarenta (40) por ciento de los empresarios consultados sobre sus experiencias negativas profesionales, quisieron darse por vencidos, y el sesenta (60) por ciento respondió: “Cuando dejé de lamentarme de mi desgracia, me di cuenta de que había ganado la partida”.
Sea menos subjetivo. El psicólogo Robert Staub considera que la principal causa del fracaso es la incapacidad de vernos tal como somos, de asumir nuestra inseguridad, de nuestros temores, “Pues el Miedo no hace Daño”. Es necesario que adoptemos la perspectiva amplia de que sucede y conviene por que nos forma y, como decía Serrat; siempre es triste la verdad, no que no tiene es remedio. Pero conocemos con esa verdad, de lo que estaremos más alertas en el futuro.

“DULCES son las lecciones de la adversidad”.
Shakespeare.

Si usted no ha conocido el fracaso, quizá tenga que experimentar uno para enriquecer su vida profesional.
¡¡¡ RECUERDE !!!
TODO LO QUE SUCEDE CONVIENE,
Y ¿PARA QUE PREOCUPARSE?,
SI OBLIGATORIAMENTE DESPUÉS DEBERÁ OCUPARSE.
“PUES OCÚPESE CUANDO TOQUE”
Joan Claramunt

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